Donald Trump, actual presidente de los Estados Unidos, desató una nueva polémica al anunciar una política que prohibirá la participación de atletas transgénero en las competencias femeninas de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. La decisión, respaldada mediante un decreto ejecutivo, también incluye la creación de un grupo de trabajo en la Casa Blanca con el objetivo de coordinar la preparación del país para la cita olímpica.
El mandatario fue enfático al señalar que “Estados Unidos no permitirá que los hombres roben trofeos a las mujeres en los Juegos Olímpicos de 2028”, en clara alusión a deportistas trans. Esta postura forma parte de una narrativa que Trump ha promovido desde su campaña, centrada en lo que denomina “guerras culturales” dentro del ámbito deportivo.
Apoyo del Comité Olímpico y Paralímpico
Trump agradeció públicamente a Gene Sykes, presidente del Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos, por acatar la nueva orden gubernamental. Esta disposición, según indicó la Casa Blanca, busca “garantizar la equidad” en las competiciones femeninas y evitar lo que consideran ventajas físicas desproporcionadas.
La iniciativa se presenta como parte de la estrategia organizativa para los Juegos de 2028, aunque el enfoque ha generado fuertes críticas por excluir a una comunidad que ya enfrenta importantes desafíos de inclusión y reconocimiento en el deporte.
Antecedente polémico: el caso de Imane Khelif
Durante los Juegos Olímpicos de París 2024, la boxeadora argelina Imane Khelif fue foco de atención luego de que se le vinculara con dudas sobre su género, pese a obtener la medalla de oro. En 2023, la Asociación Internacional de Boxeo la descalificó del Mundial Femenino tras no superar pruebas de género, lo que dejó una huella en su carrera.
Trump ha mencionado repetidamente a Khelif como un ejemplo de lo que considera una “injusticia” contra las mujeres atletas, insistiendo en la necesidad de aplicar verificaciones rigurosas. A raíz de este caso, la Federación Mundial de Boxeo incluso anunció su intención de implementar pruebas genéticas, aunque posteriormente se vio obligada a disculparse por nombrarla públicamente.
¿Qué implican las “pruebas rigurosas”?
Aunque el decreto no contempla sanciones penales para atletas trans, sí propone que los organismos rectores de cada disciplina establezcan protocolos estrictos para validar el género de las competidoras. Trump aclaró que la intención es “mantener la integridad de las competencias femeninas”, sin necesidad de abrir procesos judiciales, pero dejando fuera de los Juegos a quienes no cumplan con los nuevos criterios.
Reacciones divididas en el entorno deportivo
La postura presidencial ha generado un fuerte debate. Mientras sectores conservadores aplauden la medida como una defensa del deporte femenino, organismos de derechos humanos y federaciones deportivas han manifestado preocupación por el impacto que esto podría tener en la salud mental, la dignidad y la participación de las personas trans en el deporte de alto rendimiento.
La comunidad internacional ahora observa con atención cómo se desarrollarán los lineamientos en los próximos años y si otras naciones adoptarán políticas similares de cara a Los Ángeles 2028.
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